lunes, 11 de abril de 2011

REFLEXIONES SOBRE EL CONCEPTO DE JUSTICIA SOCIAL EN EL PERÚ

Presentados los resultados de conteo rápido de la Onpe, el pasado 10 de abril, tuve la oportunidad de escuchar la opinión del periodista César Hildebrandt. El referido personaje alegaba: " la ciudadanía en el año 2006, en el marco de la segunda vuelta electoral entre Alan García Pérez y el Comandante Ollanta Humala , susurraba al oido su descontento sobre las medidas ejecutadas por la derecha peruana. En efecto, el apretado resultado que los separaba, uno del otro en el camino hacia el palacio de Pizarro lo decía todo: 51 % apostaba por la continuidad del modelo económico y un no menos importante 49 % pretendía un cambio " radical".




La prensa, en los últimos meses viene reiterando que no se puede ser outsider dos veces, pero la realidad nos muestra un panorama distinto; ese 31 % de ciudadanos hábiles para sufragar nos dice: la pseudo pesadilla sigue viva y no dejará descansar a los grupos económicos ¿ qué factor ha sido el detonante como para que la ciudadanía a pesar de todo lo que se dice de uno de los candidatos, siga creyendo en la necesidad de un cambio?. La pregunta que se ha formulado, puede ser resuelta luego de un análisis sobre el concepto de justicia social imperante en nuestro contexto socio-histórico y cultural.




Se mantiene dolosamente la percepción que justicia social es proveer de todos los recursos a los menos favorecidos; por ejemplo, si se registran 100 comedores populares en un programa asistencial del Estado, éste deberá proveer de todos los insumos por ser su responsabilidad. Al respecto debemos tener bien claro lo siguiente: no se trata de dar pescado, sino de enseñar a pescar de lo contrario se estará condenando a nuestra población menos favorecida a la mendicidad. Seguir esta última línea de pensamiento ( condenar a la población a la mendicidad) no hace más que corroborar que el concepto actual de justicia social justifica la pobreza en el Perú antes de servir de sustento para sofocarla, y en el mejor de los casos: erradicarla.




Un sacerdote hace unos dias atrás manifestó también algo muy interesante: " si se resuelve la pobreza en el Perú, definitivamente los políticos no podrían ejecutar sus proyectos". Es verdad, los pobres relativos y extremos ( que suman en la actualidad dos millones) son votos manipulables y confirman que la democracia no es más que un simple mecanismo que sirve a un adinerado acceder al ejercicio del poder político estatal : los montos invertidos en las campañas lo demuestran ( fluctúan entre los 8 y 20 millones de nuevos soles por cada candidato: ¿ quién devolverá lo invertido?).




Justicia social, supone que el Estado crea la condiciones para que los ciudadanos puedan ejecitar los mecanismos de autogestión comunitaria y por qué no económica, y esto parte de una adecuada educación política. En mi modesta opinión la base de toda estructura social, es una firme educación política.


Reducir la Estado-dependencia, hace que la población sea libre y no oveja de un mal rebaño. Es devolverle la dignidad al pobre y pueda éste solventar sus gastos por concepto de canasta familiar.


¿ Por qué no liberar ala ciudadanía de la opresión del Estado? ? Será que el gran leviatán ha resucitado? ¿ Por qué no permitir que sea la población quien decida qué hacer en su comunidad? ¿ Por qué permitir que candidatos neófitos en política logren un escaño en el Congreso de República? ¿ Por qué seguir permitiendo que gente de ascendencia oriental su burle con alevosía, premeditación y ventaja de la inteligencia de todos los peruanos decentes?


Sospecho que después del 05 junio de 2011, habrá mucho material que servirá para el análisis y para la historia e histeria colectiva.


Saludos Fraternos.


Juan.